Junta Ejecutiva Local

D. Luís Solares Portal (Presidente)
D. José Antonio García (Secretario General)
D. Antonio Velasco (Secretario de Acción Política)
Dña. Magdalena Álvarez (Secretario Económico)
Vocales:
Dña. Verónica Sánchez Avello
Dña. Adoración Sal Sal
D. Manuel García Pérez
Dña. Marta del Cid Fernández
D. Miguel Díaz del Cid
D. José María Mesa Martínez
Dña. María del Carmen López Fernández
D. José Manuel Crespo Corral
Dña. Gloria Fernández Pendás
Adjunto a la presidencia: D. Basilio Argüelles Álvarez

3.23.2008

POLÍTICA LIBERAL: De la privatización de empresas/servicios públicos y sus motivaciones

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No resulta tarea fácil exponer los motivos determinantes de las privatizaciones tanto de empresas públicas como de servicios de carácter público. Efectivamente, no existe, en general, una exposición sistemática de los mismos, sino que hay que extraerlos de los discursos ministeriales, de los debates parlamentarios y de un país a otro, y aún dentro del mismo país, varían de una época a otra. Además, los argumentos que se suelen esgrimir para justificar la privatización son muy diversos cuando no diametralmente opuestos. Por todo ello, es bastante complejo proporcionar un cuadro general y sistemático de los mismos.
Sin embargo, una primera serie de motivos podrían agruparse bajo la denominación de razones de tipo ideológico. Razones de esta naturaleza, son particularmente intensas y explícitas en Gran Bretaña y Francia. Se trata, fundamentalmente, de un sentimiento anti-Estado o anti-sector público, que pretende hacer retroceder la participación estatal en la vida económica, puesto que su intervención erosiona la responsabilidad personal y minimiza la iniciativa individual. En Francia, consiste en una tendencia en contra del dirigismo o Colbertismo, y en Gran Bretaña, se trata de una reacción, en contra del semi-colectivismo de la era de la posguerra. Esta corriente anti-estatal es común también, aunque con mucha menor intensidad, a otros países europeos, aunque no tiene mayor importancia en Italia, España, Bélgica o Alemania.
Otra razón de tipo ideológico, podría ser también la creencia de que las empresas públicas y los servicios proporcionados por el Estado, limitan la elección de los consumidores, al disfrutar de posiciones de monopolio dentro del mercado. Y finalmente, podría también considerarse como razón ideológica, el deseo y la intención expresada por muchos gobiernos de fomentar un "capitalismo popular", haciendo partícipes de la propiedad de las empresas privatizadas a sus empleados. Esta intención ha dado muy buenos frutos en determinados casos, y ha constituido un rotundo fracaso en otros.
Otro segundo grupo de razones podrían aglutinarse bajo la denominación de motivos de tipo económico. Estos motivos son de diferente alcance y pretensión, según los distintos países. Así, en Inglaterra se pretende lograr, por medio de la privatización, un cambio definitivo en las estructuras de la economía. En Francia entre 1986 y 1988, en cambio, se pretendió conseguir un cambio en las reglas del juego de la economía. En ambos casos, las finalidades fueron muy ambiciosas y de alcance muy general. Se trata de proceder a una liberalización de prácticamente todos los mercados y conseguir así competitividad en todas las empresas, evitar los monopolios, y alcanzar una mayor eficacia.
Otra razón de carácter económico, la constituye precisamente, el objetivo de lograr una mayor eficacia sometiendo las empresas estatales/servicios públicos a la disciplina del mercado. Se trata, en definitiva, de enfrentarlas con las sanciones que la economía de mercado implica, tales como la amenaza de quiebra y el peligro de la absorción. Pero esto supone, naturalmente, partir del principio de que las empresas públicas son mucho menos eficientes que las empresas pertenecientes al sector privado.
Una razón más, también, de tipo económico, esta constituida por el objetivo de conseguir, por medio de la privatización, una
racionalización de la cartera de activos de la empresa o servicio privatizado y una reorganización de las estrategias de inversión. Este motivo, precisamente, ha sido el que ha impulsado diversos procesos de privatización del Instituto Nacional de Industria en España.
Otra razón, ésta de tipo socioeconómico, estriba en que las presiones fiscales son mucho más fuertes sobre las empresas del sector público que sobre las del sector privado, y con sus excesivas exigencias sobre el nivel de salarios, alto nivel de empleo y trabajo ineficaz, hacen casi imposible su saneamiento financiero.
Y un motivo más para privatizar, muy ligado a los de tipo económico, lo constituye la reorganización de la "dirección" de las empresas públicas o de sus actividades. Efectivamente, la privatización puede facilitar la superación de las incoherencias directivas de estas empresas o servicios públicos, y poder proceder a una racionalización de sus estructuras directivas, viciadas frecuentemente por factores políticos.
Otro tipo de razones para privatizar, está constituida por los factores de carácter financiero. Es evidente, que la venta de los activos pertenecientes a empresas estatales constituye una fuente de ingresos muy importante, que pueden ingresarse en la tesorería correspondiente. De todos modos, constituye un tema muy delicado, que exige una administración rigurosa.
Otro motivo de este tipo, lo constituye también el hecho de que la privatización facilita enormemente el acceso a los mercados de capitales internacionales de una forma mucho más rápida y directa.
Otra razón, también de carácter financiero, la constituye el hecho de que al procederse a la privatización de una empresa estatal o servicio público, se cortan de raíz los subsidios y subvenciones que se les estaban concediendo a empresas o servicios casi constantemente deficitarios.
Y una razón más de tipo financiero, consiste en que el proceso de privatización es capaz de ampliar el mercado de valores, introduciendo en él a muchos y nuevos inversores, y profundizarlo, a la vez, mediante al acceso al mismo de importantes empresas con fuertes posiciones en el mercado.
Es evidente que resulta muy difícil deslindar entre las razones o motivos de la privatización, y los objetivos que se persiguen al ponerla en práctica. Es casi imposible, en efecto, distinguir con claridad entre el por qué de la privatización y el para qué de la misma. Ambas consideraciones se encuentran íntimamente relacionadas y totalmente imbricadas en su origen y desarrollo. Unas veces, la una es primero, y la otra después, o a la inversa, o simplemente, las dos son la misma cosa.
No obstante, de forma totalmente ideal, pueden establecerse ciertos objetivos o fines a alcanzar en todo programa de privatización, que resulten claramente autoevidentes. Estos serían los siguientes, de forma muy esquemática:
1) Que las decisiones de dirección y de gestión de las empresas y servicios privatizados resulten completamente despolitizados.
2) Conseguir una mayor eficiencia en el rendimiento de los servicios correspondientes.
3) Alcanzar un mayor grado de competitividad en las empresas, liberalizando el mercado, para precisamente así, obtener una mayor eficacia.
4) Procurar que los bienes y servicios proporcionados por las empresas privatizadas expresen los costes reales.
5) Que las inversiones realizadas reflejen el verdadero coste del capital utilizado.
6) Incrementar los fondos de la tesorería mediante la venta de los activos públicos.
7) Evitar el despilfarro que supone el mantenimiento de subvenciones continuas a empresas o servicios públicos con pérdidas permanentes, y cortar así el déficit del presupuesto.
8) Ampliar el mercado de capitales permitiendo el acceso al mismo de nuevos inversores.

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