Leer la sección de Corvera en La Nueva España y La Voz de Avilés se ha convertido, en las últimas semanas, en un ejercicio de discernimiento y actividad intelectual para todos nosotros, que asistimos ajenos, sorprendidos y espectantes a esta patética escaramuza entre el Partido Socialista Obrero Español e Izquierda Unida.
Si ayer amanecíamos con unas declaraciones del vicepresidente de Xunios, D. Ramón Tiscar, a la sazón, meritorio miembro del Partido Comunista en Corvera y que naturalmente como dirigente municipal nos merece todos los respetos, aunque políticamente se encuentre aún en una fase anterior a la Revolución de Octubre de 1917; hoy comprobamos como mientras Izquierda Unida, en boca de su coordinadora Dña. Marisa Rodríguez, rechaza ferozmente la privatización de servicios municipales empleando para ello su habitual hostilidad a la empresa privada (auténtica generadora de empleo, riqueza y bienestar social), el PSOE, a través del concejal D. Rafael Alonso, ofrece consolidar los puestos de trabajo de seis trabajadores municipales eventuales del servicio de Limpieza, que seguirán adscritos al Ayuntamiento, además de la contratación de otros seis trabajadores por parte de la empresa adjudicataria.
Está claro que el Partido Socialista sigue una estrategia acertada, pues pretende cimentar las bases de un gobierno estable, sólido y duradero hasta las próximas elecciones locales, con el fin de obtener un amplio margen político y poder maniobrar con mayor libertad, sin tener que soportar actitudes tan irresponsables como las que Izquierda Unida demuestra día a día.
Hay por tanto, dos fuerzas antagónicas y opuestas. Y ante semejante panorama nos invade la suspicacia. ¿Cómo puede haber un gobierno municipal en semejantes circunstancias y con esta manifiesta falta de entendimiento entre los socios de gobierno? ¿Estamos al borde del desgobierno? Tal vez, sí.
Mientras, como siempre, quienes pagan las consecuencias son los vecinos y vecinas de Corvera que tienen que contemplar: como sus calles siguen sucias y llenas de maleza, mosquitos y ratas, su recogida de residuos en precario y una Izquierda Unida que, una vez más, demuestra su arbitrariedad y despotismo al negar a la población unos servicios de calidad, modernos y eficaces y lo mejor de todo, que aún siendo superiores a los actuales, no repercutirán en sus bolsillos.